miércoles, 12 de octubre de 2011

Trastorno



Creo que estoy enfermo.


Me paso la mayor parte del día en el mercado. Me paseo por sus estrechos pasillos pero no encuentro nada que me guste. Miro los mostradores de cada parada y veo caras tristes, como la mía.

Veo gente con la que me siento identificado. Creo que al final todos pasamos por el mismo proceso, solo que cada nivel es distinto, requiere de distinto desgaste mental y emocional. Aun así no deja de ser triste. Personas que tienen sus vidas, amigos y trabajos, personas que tienen que acudir al mercado por que no pueden cosechar por si mismas.

Os garantizo que hay de todo, personas que no ven la luz del sol con regularidad, personas seriamente dañadas por tópicos, personas con síndromes fantásticos dignos de un cuento de hadas...

Me paso muchas noches en vela mirando los catálogos para ver si encuentro algo que me guste, pero es practicamente imposible. Siempre hay alguna especie de "pero" que hace que no te decidas por un producto u otro. Es curioso como la gente rebasa los limites, producto de una desesperacion extrema diagnosticada por una mente inestable en proceso de descomposición.

A fin de cuentas, si lo pensamos fríamente, estamos rodeados de mercados. Cualquier estacionamiento de personas puede ser un mercado, o un rebaño a los ojos de un lobo. Un lobo el cual ya ha localizado su fuente de alimentacion tanto para el como para su manada, a la que acabará acudiendo noche tras noche para recibir su dosis, aunque sea pequeña. El mismo lobo que, después de abusar demasiadas veces, necesitará ayuda para desintoxicarse de este mundo.

Yo siempre he sostenido que aquí está lo que la sociedad no quiere, los desechos de una sociedad educada por una caja y unos títeres que te intentan dar lecciones día si y día también. Títeres que te enseñan una serie de valores total y absolutamente erróneos. Sin apenas darte cuenta, hacen crecer una semilla en un rincón inhóspito de tu mente, que con el paso de los años y regándola día a día, se desarrolla en tu interior lo que la gente llama personalidad.

Yo lo llamo superficialidad.

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